Entrevista

Primer Inspector General
Ivan Cuadra

¿Cómo describiría usted al alumno davinciano?

Al alumno davinciano, por mi experiencia, lo catalogo como un niño que sale de aquí inteligente, que sale de aquí con conocimientos porque nos ha ido bien en las pruebas finales de aptitud académica, y no sé si se llaman así ahora. Es un alumno que yo he recibido desde el principio de ellos, ya de varios años, he recibido todavía ese cariño, hacia el colegio y hacia sus profesores. Es decir, yo veo que estos alumnos son agradecidos. Son agradecidos, que es una gran cosa ser agradecido en la vida. Entonces, me pasa que me encuentro por ahí con alumnos y me dicen, como está profesor y viene un abrazo encima, eso significa que aquí entregamos eso mismo, el cariño, y ellos nos están devolviendo ahora a nosotros, los viejos, el cariño. Porque no sabes tú, lo importante que es recibir el cariño de un ex-alumno. A un profesor viejo lo llena, uno queda llenito, tranquilito, feliz, así es como veo al alumno davinciano.

¿Cómo nace la idea de crear el colegio?

A ver, este colegio nació producto de una crisis en el colegio Sagrado Corazón. Fueron 16, 17 años de mi vida, los que entregué a ese colegio. Nosotros teníamos un staff de colegio, de profesores muy buenos, y nos empezaron a echar, echaron a mi señora, que en paz descansa. Que se llamaba Elena Moya Martín, una maestra. Una maestra, hijo.

Y estaba de rector el padre Méndez, era un hombre también muy culto. A todos nos echaron y desarmaron el colegio y ahí Roberto Mateluna, que era profesor y que yo era su inspector general en ese tiempo también empezó con la idea de hacer un colegio, de formar un colegio y me lo planteó. Conversando con él, yo le dije, bueno, yo te acompaño, pero yo necesito un colegio que sea para clase media, no para hacerse rico. Un colegio en donde no debiera repetir ningún alumno, porque para eso estábamos nosotros.

Este colegio empezó muy pobre. Cuando existía nos decían que éramos el colegio de las “casas copebas”, porque nosotros también nos llovíamos en invierno y poníamos nylon. Pero… Fíjate que… nos fue tan bien que cuando empezamos a hacer la matrícula, del colegio Sagrado Corazón se vinieron 134 alumnos con nosotros, hubo una crisis en el colegio por esos 134 alumnos que se venían con nosotros, a ese colegio pobre, a unas salas pobres Y en una reunión de apoderados, me acuerdo que los apoderados se levantaron y nos dijeron, no nos importa que sea pobre, que no tenga un edificio bonito y todo lo demás, pero les entregamos nuestros hijos a ustedes, los profesores.

Entonces aquí ahora, también hay maestros aquí en este colegio. Yo te puedo nombrar… A ver… Yo encuentro que la Alejandra, la profesora Alejandra Nieva, es una maestra. Antes de eso, hijo, Elena, mi señora, que en paz descanse, Elena Moya, una verdadera maestra. La tía Tania era una maestra, que ya se nos fue, y Elena ya se nos fue.

La profesora Ivonne Cuadra, es una maestra, porque aprendió de su mamá. Y con Alejandra Nieva fueron alumnas mías en el Sagrado Corazón. La profesora Lilian también es una maestra. Cabe destacar que un maestro no es solo quien te enseña, si no quien te guía en el camino.

¿Cómo ha visto el avance del colegio?

Yo creo que ha ido siempre creciendo siempre nosotros. En nuestro tiempo teníamos buenos resultados, tenemos una cantidad enorme de ex alumnos profesionales ya, yo creo que debiera alguien hacer un estudio que yo lo hice en el Sagrado Corazón en un año para buscar todos los alumnos y ver dónde estaban ubicados en este tiempo y qué carreras habían tenido. Aquí ya hay muchos abogados, doctores, yo tengo varios doctores de este tipo. Pero hay ya una cantidad enorme, grande de profesionales, así que yo creo que ha ido mejorando siempre porque también existe en el rector la idea de que este colegio todos los años tiene algo nuevo y eso es bien bonito. Siempre hay algo, una novedad y eso, no sé, pues los niños, no sé si lo consideran y deben los apoderados también considerarlo. Siempre se busca, se piensa en el mejoramiento para el bien de los estudiantes y nosotros cuando llegamos aquí no había, un laboratorio. Pero con el tiempo se hacía algo nuevo siempre.

Según usted, ¿qué se sigue manteniendo en el colegio?

A ver, muchas cosas, primero, que cantan la canción nacional los días lunes, no sé si todavía, eso en mis tiempos, el día lunes se cantaba la canción nacional, pero yo he venido a algunos actos y los niños cantan la canción nacional, es así. Sigue manteniéndose el mes de la patria. El acto de iniciación, se embandera, todavía creo, y después, y todavía los cursos hacen, qué sé yo, obras, bailan la cueca, salen grupos folclóricos, por lo menos en mis tiempos, todavía se conserva el respeto, se me ocurre que es muy importante, el cariño todavía existe entre los alumnos y profesores y qué otra cosa más te puedo decir, no sé qué más queda, pero todavía quedan muchas cosas, sin duda que ya hemos dicho los valores.

¿Usted, cuáles cree que han sido los cambios del colegio?

Desde que se creó hasta hoy en día. Desde que se creó, sí, hartos. Desde donde partimos, de esta pobreza que te hablaba yo, de sala pobre, a tener un colegio, con salas adecuadas, espacios adecuados, canchas de fútbol, en fin, pues yo creo que en eso ha avanzado mucho el colegio. También es bueno que un colegio no sea muy masivo y que eso se ha mantenido. No hay 45 alumnos en una sala de clases. ¿Quién puede trabajar con 45 alumnos? La idea de que no sea un colegio para hacerse rico. Yo creo que eso también lo tiene muy bien considerado el rector. No es la meta que uno quiera, sino que sea el equilibrio. Como dice mi amigo Osho, “el equilibrio es el camino”. Si se hubiera ido por ganar, seguramente habríamos perdido algunas de las cosas que hemos conversado ahora, como la parte valórica, y a lo mejor porque el vil dinero es el que transforma al ser humano. Sí, aquí hay alumnos que están con becas en mis tiempos y yo creo que todavía siguen. Hay gente que se ha ido y que no ha pagado su colegiatura, que se han comprometido. Pero no importa, porque con lo que creo yo, con lo que se junta, con lo que se tiene, se ha trabajado bastante bien.

Lo último que me gustaría preguntarle sería ¿Cómo ve el futuro del colegio?

El futuro es tan incierto y tan cambiante. Yo espero que siempre se vaya creciendo, siempre vaya mejorando. Ese es el tema. El problema está en que uno reconozca que se están haciendo las cosas cada día mejor. Hay un animal, fíjate que es un ciervo que está en el norte de Canadá, que tiene un olor muy agradable. Y este animal no lo ve mientras es joven, no lo siente. Y lo siente cuando ya está viejo y empieza a buscar el olor. ¿Dónde está este olor? Y se desespera, es verdad. Y se desespera. Se salta por aquí, salta por allá. Y al final se tira a los riscos. Y se mata. Y ocurre que el olor sale de una glándula que tenía él y que la había tenido siempre, pero nunca se había dado cuenta que él tenía esa fragancia y la buscó y la buscó y en la muerte se dio cuenta de que tenía esa fragancia. Con eso te digo yo, te quiero decir de que este colegio hay que verlo, hay que verlo, pero ahora saber de qué, darse cuenta de que este colegio es un colegio especial. Y al que le deseo yo, larga vida. Larga vida. Le deseo en estos 25 años que vienen ahora, bien estas bodas de plata. Así que no seamos como este animal que no sabe lo que tiene. Entonces démonos cuenta lo que tenemos. Eso es lo que te quiero decir con este cuento de este alce que hay por ahí.

Gracias don Iván por entregarnos a través de esta entrevista su experiencia de vida, sus principios y valores como educador que dan forma a la esencia davinciana.